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La trágica historia de una fabrica de harinas, Valdenoceda, Burgos

Este antiguo edificio cuya historia se entrelaza con los vaivenes de la política y la tragedia humana, se erige como un monumento a la memoria y al abandono.

Desde sus inicios como una fábrica hasta su trágico destino como prisión durante la guerra civil española y los primeros años del franquismo, el Penal de Valdenoceda ha sido testigo de innumerables historias de dolor y resistencia.

Orígenes y Transformaciones

Construido en la primera mitad del siglo XIX como una fábrica de harinas, el edificio que luego sería el penal de Valdenoceda ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de su existencia.

En un momento dado, una familia lo adquirió y lo convirtió en la primera fábrica de seda artificial de España, un hito industrial que marcó la historia de la región hasta su cierre en 1928.

El edificio tomaría un giro oscuro cuando, ese mismo año, el edificio se convirtió en una prisión.

Durante el periodo que abarcó el final de la guerra civil española y los primeros años del régimen franquista, el Penal de Valdenoceda albergó a miles de presos políticos, quienes fueron sometidos a condiciones inhumanas y a un elevado hacinamiento.

La Trágica Realidad de los Penales Abandonados

Los penales abandonados como el de Valdenoceda son testigos mudos de un pasado oscuro que se niega a ser olvidado.

En este contexto, la estrategia de dispersión adoptada por las autoridades franquistas contribuyó al aislamiento y la desesperación de los prisioneros, muchos de los cuales fueron trasladados desde sus lugares de origen hasta este remoto lugar en Burgos, lejos de sus familiares y amigos.

El hacinamiento, la escasez de alimentos y las condiciones climáticas extremas contribuyeron a un panorama desolador dentro del penal.

La capacidad del edificio era para albergar a unas 300 personas, pero llegó a albergar a más de 1600 presos republicanos, lo que exacerbó aún más la precariedad de las condiciones de vida.

El Legado de la Memoria

A pesar del abandono y el deterioro que sufre actualmente el edificio del Penal de Valdenoceda, su memoria sigue viva gracias al esfuerzo incansable de individuos como José María González y su sobrino Eneko Vilches.

Estos descendientes de presos políticos han trabajado arduamente para recopilar información y contactar a familiares de aquellos que sufrieron y murieron dentro de sus muros.

Cementerio de Valnoceda
Cementerio de Valdenoceda.

Cada año, en un acto de resistencia y memoria, familiares de los presos fallecidos se reúnen en el cementerio de Valdenoceda para rendir homenaje a sus seres queridos, manteniendo viva la llama de la memoria histórica.

Historias como la de la madre de un prisionero que viajó desde Andalucía hasta Valdenoceda en busca de su hijo perdido, solo para encontrar su muerte en los alrededores de la cárcel, sirven como recordatorios de la injusticia y el sufrimiento que tuvieron lugar en este lugar.

El Desafío del Abandono

Hoy en día, el Penal de Valdenoceda enfrenta un futuro incierto debido a su estado de abandono y falta de mantenimiento.

A pesar de los esfuerzos de aquellos que luchan por preservar su memoria, el edificio continúa deteriorándose, amenazando con borrar para siempre las huellas de un pasado que se niega a ser olvidado.
Fuente: Wikipedia.

Ayuntamiento de Valdenoceda.

Como llegar desde Burgos.

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