Sanatorio abandonado para tuberculosos de la Alfaguara, Alfacar, Granada
El Sanatorio y Dispensario de la Alfaguara emerge como un recordatorio silencioso de tiempos pasados.
Fundado por la filántropa alemana Berta Wilhelmi, esta pequeña institución local se erigió como un refugio para los enfermos de tuberculosis, una enfermedad que asolaba a Andalucía en esos días oscuros.
Desde su inauguración en mayo de 1923, el sanatorio acogió a aquellos que luchaban contra la tuberculosis, estaba situado en la zona Haza del Pinar, rodeado de bosques mediterráneos y pinares.
Este refugio se alzó a 1,480 metros sobre el nivel del mar, lejos de la vida urbana para asegurar aire puro y ventilación.
El pabellón del sanatorio, con una capacidad inicial para veinticuatro pacientes, se convirtió en un faro de esperanza para muchos ya que disponía de doce camas para mujeres y doce para hombres.
En 1924 se inauguraron instalaciones al aire libre com o el barracón del preventorio infantil, duplicando la capacidad a 48 camas y brindando alivio a niños y niñas por igual.
Las instalaciones ofrecían comodidades esenciales: tenían calefacción, agua corriente, cuartos de baño, terraza, galería de reposo y cocina.
Un toque de distinción provino de una donación de la Reina Victoria Eugenia, presidenta de la Cruz Roja de Damas, cuyos muebles decoraron el interior del sanatorio con un aire de dignidad y cuidado.
La Guerra Civil Española arrojó una sombra sobre estas colinas, y las trincheras y fortines de los Toriles, cerca del frente del río Bermejo y el pueblo de Cogollos, dejaron su marca, y progresivamente, el sanatorio se abandonó y sus pasillos y habitaciones quedaron en silencio.
A medida que las décadas avanzaban, las ruinas del sanatorio languidecieron.
En 2021, un rayo de esperanza resurgió en forma del programa de conservación forestal del Parque Natural Sierra de Huétor, por lo que las ruinas, ahora protegidas y revitalizadas, vuelven a contar su historia.
Estas ruinas han sido objeto de narrativas paranormales, según lo citado en la literatura local y regional, pero más allá de estos rumores, el sanatorio es un testimonio del pasado y un homenaje a los esfuerzos de Berta Wilhelmi y su visión de alivio y cuidado.
En la zona puedes recorrer varias cuevas y visitar una zona de trincheras de la guerra civil.
Ayuntamiento de Alfacar.
Cómo llegar desde Granada.
Antes de programar una visita sugerimos consultar con el ayuntamiento del lugar.
Si ve algún dato que no es correcto le agradeceremos nos lo indique en Contacto.
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Conoce el sanatorio fantasma de Marina de Cudeyo.
Alfaguara
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Desde su inauguración en mayo de 1923, el sanatorio acogió a aquellos que luchaban contra la tuberculosis, estaba situado en la zona Haza del Pinar, rodeado de bosques mediterráneos y pinares.
Este refugio se alzó a 1,480 metros sobre el nivel del mar, lejos de la vida urbana para asegurar aire puro y ventilación.
El pabellón del sanatorio, con una capacidad inicial para veinticuatro pacientes, se convirtió en un faro de esperanza para muchos ya que disponía de doce camas para mujeres y doce para hombres.
En 1924 se inauguraron instalaciones al aire libre com o el barracón del preventorio infantil, duplicando la capacidad a 48 camas y brindando alivio a niños y niñas por igual.
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Un toque de distinción provino de una donación de la Reina Victoria Eugenia, presidenta de la Cruz Roja de Damas, cuyos muebles decoraron el interior del sanatorio con un aire de dignidad y cuidado.
La Guerra Civil Española arrojó una sombra sobre estas colinas, y las trincheras y fortines de los Toriles, cerca del frente del río Bermejo y el pueblo de Cogollos, dejaron su marca, y progresivamente, el sanatorio se abandonó y sus pasillos y habitaciones quedaron en silencio.
A medida que las décadas avanzaban, las ruinas del sanatorio languidecieron.
En 2021, un rayo de esperanza resurgió en forma del programa de conservación forestal del Parque Natural Sierra de Huétor, por lo que las ruinas, ahora protegidas y revitalizadas, vuelven a contar su historia.
Estas ruinas han sido objeto de narrativas paranormales, según lo citado en la literatura local y regional, pero más allá de estos rumores, el sanatorio es un testimonio del pasado y un homenaje a los esfuerzos de Berta Wilhelmi y su visión de alivio y cuidado.
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Antes de programar una visita sugerimos consultar con el ayuntamiento del lugar.
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