Fortificaciones abandonadas en Tarragona, Castillo de Flix
El castillo de Flix situado en la Ribera del Ebro, tiene una historia que se remonta al año 1154 cuando el conde Ramón Berenguer IV donó estas tierras a Bonifacio de Volta.
Desde entonces, ha sido testigo de acontecimientos importantes a lo largo de los siglos, desde la guerra civil del siglo XV hasta la de los segadores en el siglo XVII y la Guerra de Sucesión en el siglo XVIII, este castillo desempeñó un papel fundamental en la región junto a los castillos de Mequinenza y Miravet.
Si bien todavía se pueden ver los restos del castillo original en su interior, la construcción sufrió una transformación significativa en el siglo XVIII, ya que durante las Guerras Carlistas, se agregaron muros adicionales y una gran torre redonda, mejorando sus capacidades defensivas.
En su configuración actual, el Castillo de Flix se erige como una estructura fortificada con un diseño irregular, que presenta tres torres circulares en sus vértices.
La torre suroeste, más grande que las otras dos, representa la parte más noble del edificio, reflejando las características de una fortaleza de estilo Vauban.
Su sección superior está adornada con una cornisa que soporta la corona. El interior cuenta con una bóveda esférica construida de ladrillo, y el acceso al recinto se realiza a través de tres aberturas rectangulares situadas dentro del complejo arquitectónico.
Castillo de Flix.
Las torres más pequeñas sirvieron principalmente como torres de vigilancia. Aunque carecen de almenas inclinadas, poseen hileras de saeteras que formaban parte de su revestimiento exterior original. Estas torres ofrecen un vistazo a la ingeniosidad defensiva de su época.
A pesar de caer en un estado de ruina progresiva a principios del siglo XX, el Castillo de Flix ha experimentado una restauración significativa y respetuosa en los últimos años, especialmente en la primera década del siglo XXI.
Este esfuerzo de preservación garantiza que este tesoro histórico continúe en pie como un testimonio del pasado, conectando el presente con una rica herencia que en 1988 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Desde el Castillo se ve el pantano de Flix y en Amposta puedes visitar el parque arqueológico romano de La Carrova.
Ayuntamiento de Flix.
Ayuntamiento de Flix.
Antes de programar una visita sugerimos consultar con el ayuntamiento del lugar.
Si ve algún dato que no es correcto le agradeceremos nos lo indique en Contacto.
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Conoce en Tarragona la increíble historia del orfanato abandonado de La Sabinosa.
Flix
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Si bien todavía se pueden ver los restos del castillo original en su interior, la construcción sufrió una transformación significativa en el siglo XVIII, ya que durante las Guerras Carlistas, se agregaron muros adicionales y una gran torre redonda, mejorando sus capacidades defensivas.
En su configuración actual, el Castillo de Flix se erige como una estructura fortificada con un diseño irregular, que presenta tres torres circulares en sus vértices.
La torre suroeste, más grande que las otras dos, representa la parte más noble del edificio, reflejando las características de una fortaleza de estilo Vauban.
Su sección superior está adornada con una cornisa que soporta la corona. El interior cuenta con una bóveda esférica construida de ladrillo, y el acceso al recinto se realiza a través de tres aberturas rectangulares situadas dentro del complejo arquitectónico.
Castillo de Flix.
Las torres más pequeñas sirvieron principalmente como torres de vigilancia. Aunque carecen de almenas inclinadas, poseen hileras de saeteras que formaban parte de su revestimiento exterior original. Estas torres ofrecen un vistazo a la ingeniosidad defensiva de su época.
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Este esfuerzo de preservación garantiza que este tesoro histórico continúe en pie como un testimonio del pasado, conectando el presente con una rica herencia que en 1988 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Desde el Castillo se ve el pantano de Flix y en Amposta puedes visitar el parque arqueológico romano de La Carrova.
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