Conjunto arqueológico de Cabezo de Alcalá, Azaila
Conjunto arqueológico España
El yacimiento prehistórico de Cabezo de Alcalá es un conjunto arqueológico de gran importancia histórica, comprende una acrópolis, varias edificaciones colindantes y una necrópolis celta, lo que lo convierte en un lugar que vale la pena explorar.
La acrópolis fue inicialmente habitada por celtas de la cultura de los campos de urnas alrededor del siglo IX a.C que se establecieron en la cima amesetada de un cabezo, cerca del río Aguasvivas, lo que les proporcionaba una fácil defensa y acceso al agua.
Su posición estratégica les permitía controlar el valle del río. También se conserva la necrópolis, un campo de urnas donde se realizaron enterramientos ceremoniales.
La ciudad celta fue destruida durante las guerras púnicas en el siglo III a.C., y los restos se encuentran bajo el nivel visitable.
Posteriormente, la ciudad fue reconstruida por indígenas íberos, probablemente de la tribu sedetana y se extendía más allá de la acrópolis conservada, incluyendo un barrio comercial y viviendas para agricultores y clases sociales menos favorecidas extramuros.
Aunque estos barrios y casas no han sido excavados y han sufrido daños debido a actividades agrícolas y económicas modernas, se estima que la población alcanzaba aproximadamente los 3000 habitantes.
En el año 75 o 76 a.C., las tropas de Pompeyo sitiaron la ciudad, que apoyaba a Sertorio y para poder ingresar al recinto amurallado, construyeron una rampa utilizando los materiales de las casas de los barrios externos y argamasa.
Esta rampa les permitió atravesar el foso y las murallas, logrando así entrar y destruyendo todo a su paso, la ciudad no fue reconstruida y la población de la zona fue gradualmente romanizada, aunque manteniendo su carácter nativo.
El yacimiento fue descubierto en 1885 por Pablo Gil y Gil, quien encontró una gran cantidad de cerámica pintada en el cerro, que atribuyó correctamente esta cerámica a los íberos y reconoció la influencia helénica en la pintura.
Pierre Paris, arqueólogo hispanista adquirió algunas de estas cerámicas para el Louvre, lo que le dio al yacimiento reconocimiento a nivel mundial.
La entrada a la acrópolis se realiza a través de un pequeño puente que cruza el foso de la segunda muralla, las calles presentan un estilo romano, con adoquines y aceras a los lados.
En la parte más alta, en uno de los extremos, se encuentran los restos de dos torres de vigilancia que se cree que contaban con una superestructura de madera.
Detrás de las torres se ubicaba un edificio relativamente grande que probablemente servía como cuartel. Se considera que esta zona era la posición más fortificada de la ciudad.
Los restos de las dos torres de vigilancia en la parte más alta del yacimiento ofrecen una vista panorámica impresionante de los alrededores, revelando la importancia de esta posición fortificada en la antigüedad.
El yacimiento prehistórico de Cabezo de Alcalá está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto del 3 de junio de 1931.
Cómo llegar desde Zaragoza.
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