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Las guerras de Julio Cesar en Hispania: yacimiento de Ategua, Córdoba
Las guerras de Julio César en Hispania representan un capítulo relevante en la historia de la península ibérica.
Ategua, ubicada a unos 32 kilómetros de Córdoba, fue habitada desde el final de la Edad del Bronce hasta la Edad Media, y adquirió gran importancia histórica durante la Segunda guerra civil romana, que enfrentó a Julio César contra los hijos de Pompeyo, Cneo y Sexto.
La ciudad de Ategua, durante este período, se encontraba fortificada y contaba con uno de los recintos defensivos más imponentes de la provincia de Córdoba.
El 19 de febrero del 45 a. C., las tropas de Julio César tomaron la ciudad después de un asedio prolongado, obligando a las fuerzas pompeyanas a rendirse.
Este evento marcó un punto crucial en la guerra civil romana, ya que permitió a César consolidar su poder en Hispania, debilitando las fuerzas que aún apoyaban a los hijos de Pompeyo.
El yacimiento de Ategua no solo es relevante por su papel en las guerras de Julio César, sino también por su legado histórico y arqueológico.
Durante la Edad del Hierro, la ciudad experimentó un gran crecimiento en tamaño y población, convirtiéndose en un núcleo importante de la región.
Posteriormente, en época romana, su esplendor continuó, como lo demuestran las edificaciones y estructuras halladas en el sitio, que reflejan un período de gran actividad económica y social.
Durante la época islámica, Ategua siguió siendo un lugar de interés.
El historiador Ibn Hayyan mencionó la ciudad en el siglo X bajo el nombre de Ataba, señalando que pertenecía a la cora de Córdoba, conocida como Qurtuba en árabe.
Sin embargo, para el siglo XII, el lugar se encontraba deshabitado, como relató Ibn Sahib al-Sala.
Aun así, en los últimos años del dominio islámico en la región, se construyó una fortaleza en lo alto del cerro, la cual continuó siendo utilizada durante siglos hasta su abandono definitivo en el siglo XV.
En el ámbito arqueológico, el yacimiento ha revelado importantes hallazgos.
La primera excavación fue ordenada por Napoleón III, con el objetivo de investigar a fondo el conflicto entre Julio César y los hijos de Pompeyo.
Ánfora encontrada en Ategua.
Investigaciones más recientes han detectado un entramado de alrededor de 76 calles y caminos en el subsuelo, lo que indica la magnitud del enclave romano que se esconde bajo tierra.
Ategua, con su ubicación estratégica sobre un cerro que domina el valle del río Guadajoz, no solo ofrecía ventajas militares, sino que también estaba bien abastecida de agua y rodeada de tierras fértiles.
Con una extensión de 205 hectáreas, el yacimiento fue declarado Monumento Nacional en 1982 y Bien de Interés Cultural en 2005, consolidando su importancia como testimonio del pasado romano y medieval de la región.
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